Reseña: El océano al final del camino - Neil Gaiman

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Hace cuarenta años, cuando nuestro narrador contaba apenas siete, el hombre que alquilaba la habitación sobrante en la casa familiar se suicidó dentro del coche de su padre, un acontecimiento que provocó que antiguos poderes dormidos cobraran vida y que criaturas de más allá de este mundo se liberaran.
 El horror, la amenaza, se congregan a partir de entonces para destruir a la familia del protagonista. Su única defensa la constituirán las tres mujeres que viven en la granja desvencijada al final del camino. La más joven de ellas, Lettie, afirma que el estanque es, en realidad, un océano. La mayor dice que recuerda el Big Bang.

Lo que pienso: 

"Una novela sobre el recuerdo, la magia y la supervivencia; sobre el poder de los cuentos y la oscuridad que hay dentro de cada uno de nosotros."
Al empezar este libro no tenía ni la mínima idea de que trataría, a que genero pertenecía, no leí la sinopsis, tampoco había escuchado hablar antes, simplemente lo empecé porque es corto y la portada es hermosa. Y así es como encontré un nuevo tesoro. 
  

El libro empieza cuando nuestro narrador (el ningún momento es revelado su nombre), vuelve para un funeral, al pueblo en donde había vivido la mayor parte de su infancia. Sin un rumbo fijo después, vuelve a la casa de su amiga de infancia, Lettie. Es ahí donde los recuerdos de su infancia que no sabía que tenía empiezan a fluir, como la primera vez en la aquella granja donde vivía su amiga. 
El libro es básicamente la memoria de  nuestro narrador, él  nos cuenta sus "aventuras", por así decirlo, y en estos relatos hay un choque entre la fantasía y la realidad, donde los monstruos, una anciana que ha presenciado el Big Bang, un océano dentro de un lago están presentes, en un primer momento puede causar algo de extrañeza, pero una vez pasado el shock inicial, lo lees corrido. 

Eso es todo lo que puedo decir de la trama, como el libro tiene 200 páginas, siento que si cuento algo a más podría ser spoiler y parte de gracia de leer este libro es ir descubriendo por cuenta propia lo que va sucediendo. 

El libro está narrado desde el punto de vista de un niño de 7 años, lo que da un aire inocente al libro y pero sobre todo un aire de nostalgia. Nos lleva de vuelta a nuestra infancia, en varias partes de la novela mi niña interior me sintió identificada con en el narrador, porque varios de sus pensamientos y miedos eran los mismos que los míos a esa edad (algunos hasta ahora). 
"No echo de menos ser un niño, pero echo de menos el placer que me producían las pequeñas cosas, por más que las cosas importantes se estuvieran desmoronando. No podía controlar el mundo en que vivía, no podía huir de las cosas, la gente o los momentos que me hacían daño, pero disfrutaba como un enano de lo que me hacía feliz."

"Se había echado a llorar, y yo me sentía incómodo. No sabía qué hacer cuando un adulto se echaba a llorar. Era algo que solo había visto en dos ocasiones: había visto llorar a mis abuelos cuando murió mi tía, en el hospital, y también había visto llorar a mi madre. Los adultos no deberían llorar. No tienen una madre que los consuele".

Es la primera vez que leo algo de Gaiman y quede fascinada por su estilo, aunque al comienzo fue algo raro porque esta manera peculiar de mezclar la fantasía con la realidad, que le da un toque tétrico al libro y tengo que admitir que ciertos momentos llego a asustarme *shame on me*.  Estuve leyendo algunas reseñas de sus otros libros y según tengo entendido todos tienen ese estilo. En definitiva no será mi último libro del autor.

El océano al final del camino es un libro de fantasía, pero al mismo tiempo es una historia de amistad, con cierto aire nostálgico, un poco de aventura y un ligero toque de terrorEs un libro que puede encantar tanto a jóvenes como adultos. Gaiman tiene un estilo único, así que si buscas algo diferente lo encontraras en El océano al final del camino.

4.5/5

Booktrailer:




Frases

—¿Será igual que ahora? —pregunté.
La anciana se echó a reír, como si acabara de contarle el chiste más gracioso del universo.
Nada es nunca igual —dijo—. Así haya transcurrido un segundo o cien años. Todo está en continuo movimiento. Y la gente cambia igual que cambian los océanos.
Te voy a decir algo muy importante: por dentro, los adultos tampoco parecen adultos. Por fuera son grandes y desconsiderados y siempre parece que saben lo que hacen. Por dentro, siguen siendo exactamente igual que han sido siempre. Como cuando tenían tu edad. La verdad es que los adultos no existen. Ni uno solo, en todo el mundo. —Se quedó pensando un momento. Luego sonrió—. Solo mi abuela, claro está.
Me evadí mentalmente, enfrascándome en la lectura de un libro. Así era como me escapaba cuando la vida real se me hacía muy cuesta arriba o demasiado inflexible.
Los adultos siguen caminos. Los niños exploran. A los adultos les gusta recorrer siempre el mismo camino, cientos de veces, o miles; puede que nunca se les ocurra salirse de su ruta, arrastrarse bajo los rododendros, encontrar huecos en las vallas. Yo era un niño, lo que significaba que conocía mil y una maneras de salir a la carretera sin pisar siquiera el sendero que llevaba hasta la puerta.
¿Te llama la atención? ¿Ya lo has leído?¿Qué te pareció?

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